La confraternización del Temple con los infieles

Una de las acusaciones que se hicieron durante los interrogatorios fue la de que los templarios confraternizaban con los infieles. Es verdad que ellos sabían que debían permanecer toda su vida en Tierra Santa por sus votos y que debían establecer, por lo tanto, algún tipo de relación diplomática, quizá incluso amistosa.
Algunos de ellos estudiaron árabe, tuvieron auxiliares musulmanes, los llamados turcoples, y fueron lo suficientemente inteligentes como para reconocer el avance científico de los árabes. En los escritos de los cronistas árabes, muchas veces se halla escrito «los Templarios, nuestros amigos ... ».
Tolerancia con los enemigos, esto podría resumir el proceder de los Templarios, pero no significaba la conversión a otro credo. Sin embargo, desde Occidente no se veía así: simplemente, no se entendía. La gente se escandalizaba al saber que el Maestre Guillermo de Sonnac había pactado la paz con el sultán de Egipto «y se habían sangrado al mismo tiempo y habían mezclado sus sangres en un plato».
Por otra parte, también se han querido ver relaciones, estrechas entre el Temple y la secta de los «asesinos», unas relaciones confusas de ayuda por parte de los templarios a estos infieles. Se los ha llegado a implicar en una conjura cristiana, la de la muerte de Conrado de Monferrant, asesinado por la secta, para favorecer a su contrincante, Guido de Lusignan, defendido por los templarios. Se habla también de unos tributos que la secta les habría pagado. También los Templarios fueron muy amigos de los drusos, un pueblo con una regla secreta, que adoraba un ternero. Este culto se ha atribuido asimismo a los templarios. El ternero, en realidad, estaba esculpido en una piedra que los drusos trajinaban por todas partes.
Tiempo después la misma figura se esculpió en diversas piedras como signo de reconocimiento de su religión. Los templarios también las habrían llevado en su zurrón como muestra significativa de que habían sido contaminados por las religiones orientales. Y se dice que los que fueron quemados aún llevaban las piedras consigo...
Extracto del trabajo "Publicaciones sobre el Temple y los Templarios" de Francisco Rafael de Pascual .
Jose Luis Gómez Navarro.